martes, 6 de enero de 2009

“Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.”

Khalil Gibrán

ya no son los colores la luz

sino los entredichos de los entredichos

ya no es sólo el que se cae ni aquel que se levanta

sino las musas el rebote la contienda de figuras en la tela que cuelga de la tela que se imprime en la tela

allá hay una mujer que ríe aquí un abrazo

y allá muy lejos esa mano que se imagina y se nombra sin decirse

allá esta la red en que se incrustan juntos sin necedad sin extravío mis hermanos y todos los hilos del mundo

y la modernidad furiosa de las capas de la incertidumbre de lo que se sostiene sostenido

van los colores que heredé en mi sangre mi sangre azul bordeaux mi gran torrente

van todas las delicias de las esferas de la danza las escenas solas en que inundan su ojo los culpables de las horas

y el corte y las ventanas

que miran silenciosas hacia el mundo

la desnudez campante los disfraces

el drama mágico en misterio los cien planos

en que se apoyan las espaldas las sombras los colores

los sonidos las superficies en llamas en mixturas la necedad sin necedad ni gloria los gestos

de aquellas flechas vivas los profetas

Tomás Epstein

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